El reloj de Dios

¿Qué hora es en el reloj de Dios?, es la gran pregunta de los creyentes y de millares de cristianos nominales; o quizá, ¿Qué puntos están cumpliéndose y por cumplir en la agenda de Dios?

Lucas 21:24 “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.”

Creo que si leemos con sumo cuidado y meditamos a la vez, nos revelará con claridad que los tiempos y las sazones de las que hablan los evangelios de Jesús están ahí, a las puertas.

Hoy sabemos que desde hace 2000 años el amado Israel del Señor sufre la “Diáspora”, que no es ni más ni menos que la dispersión del pueblo judío por todas las naciones, y no precisamente como plan elegido por ellos; sino por tener que buscar refugio para las familias que huyeron con el fin de salvar sus vidas.

Aquel gran Israel que salió de Egipto con el poder y maravillas de su Dios viviente, que también demostró que podía convertir el espantoso desierto en mesa para saciar a tres millares de personas del pueblo de Dios; hoy celebra setenta años de haberse establecido como república dentro de la tierra de Palestina y sabemos que es una gran potencia que posee grandes virtudes, entre ellas su gloriosa e innovadora agricultura que ha hecho florecer el desierto.

"VITIVINICULTURA"

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.”
San Juan 15:1

En los años sesenta del siglo pasado, cuando gozaba de mis años de adolescencia, con mucha vergüenza obedecí a mi padre, que sin tener necesidad, sólo por querer formar en mí valores y oficios, me daba la tarea de vender aguacates y algunas hortalizas que producíamos para nuestro consumo en casa, porque sobreabundaban como regalo de Dios.

Estos aguacates (paltas), tenían una característica “Sui Géneris”, pues eran tan grandes y de tal calidad, que cualquiera se asombraba de su tamaño y sabor.

Aprendí mucho, tanto de los compradores que hacían fila al detener sus vehículos al lado de la carretera y al observar el fruto los adquirían por sus características ya descritas, como de otros más visionarios los obtenían por su semilla; qué gran enseñanza para mi vida futura. Muchos no aprendieron a sembrar, solo a disfrutar el placer de comerlos; la vida nos deja ver claramente que si no producimos frutos buenos, nuestra existencia será como la de la higuera estéril que señala La Biblia, con raíces, tronco, ramas y hojas pero sin lo más importante, el fruto.

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