Nuestra Historia

Somos un ministerio que nació hace más de treinta y cinco años, y que ha crecido cual árbol de mostaza, que ha echado sus ramas y hemos recibido aves del cielo que han venido de todos lados (Mateo 13:31-32).

Esparza, segunda ciudad fundada por los españoles en Costa Rica hace más de 400 años, perdió su fuerza cuando nace la capital en la meseta central, y el puerto principal se establece en la ciudad de Puntarenas.

Quedó como tierra árida, sin interés para nadie. Se convirtió en un dormitorio para hombres, que no contaban con casi ninguna fuente de trabajo.

Los estudiantes universitarios emigraban una vez se hacían profesionales. Así las cosas podemos visualizar lo que tenía la iglesia cristiana como testimonio.

Unas iglesias raquíticas y escasas que no pasarían de cincuenta personas, con una presencia de más de cuarenta años.

Fue entonces que tres hermanas (la mamá y dos tías del pastor Jorge Luis Soto), establecidas en Macacona de Esparza, fueron llenos del Espíritu Santo e iniciaron así lo que podría considerarse el rompimiento de una tradición o un ciclo en la misma familia evangélica que tenía poca proyección en el Espíritu.

En esa apertura, Dios comenzó a mostrar que había una vida más abundante y ese reflejo no sólo marcó las vidas de aquellas mujeres, sino que planteó al resto de la familia y a la población esparzana en general, un reto de una vida diferente en Cristo. Así se comenzaba a vislumbrar lo que hoy es nuestra congregación.

La familia entendió que el cristianismo no era simplemente una religión más. La gran victoria que Cristo había alcanzado tenían que disfrutarla, y se dieron cuenta que podrían también rescatar a sus familias y hogares.

Con el cambio de Dios en estas tres mujeres, vino posteriormente el de la esposa y los hermanos carnales del pastor. Pocos días después, el transformado por Dios, en una campaña del evangelista dominicano Domingo Pilarte, fue el pastor Jorge Luis, quien tuvo un encuentro personal con el Señor Jesucristo en la ciudad de Liberia, Guanacaste, donde fue tumbado al suelo dos veces por una unción del Espíritu Santo, quien además de salvarlo, lo sanó de una úlcera intestinal.

Fue así que en Esparza, la ciudad del Espíritu Santo, inició un avivamiento. Una vez que este despertar nace en la vida de estas familias, se empiezan a acercar matrimonios, jóvenes e incluso niños, y se comienzan a realizar cultos en la cochera de la casa de nuestro pastor en Macacona (ubicada a 3 Km. del centro de Esparza), y posteriormente en las casas de algunos hermanos en varios sectores de Esparza, añadiendo Dios cada día los que habían de ser salvos.

Ahí la iglesia se iba fortaleciendo y cuando ya no cabían, se tuvo la visión de obtener un terreno en Esparza y atender en un lugar con mayor amplitud, a las personas que llegaban a los cultos los domingos.

Se adquirió una propiedad en una cantidad que era una verdadera montaña para nosotros en aquel tiempo, y la edificación del primer templo se inició sin presupuesto, pero con fe y una gran motivación. Su capacidad era para unas 200 personas.

Años más tarde, llegó el momento de ampliar el templo, y con fondos propios, suplidos milagrosamente por la mano de Dios, lo logramos de nuevo.

Creemos que en todo este caminar el Señor ha estado con nosotros, razón por la cual nos proyectamos hacia un templo con una mayor capacidad, obedeciendo a la visión que Dios le dio a nuestro pastor hace unos 25 años de que si lográbamos guardar nuestros corazones, Él daría cinco mil varones llenos del poder de Dios (Hechos 4:4), y por eso desde el año 1997, disfrutamos de la Catedral del Espíritu Santo, una edificación que se hizo con el diseño que vino por intervención divina, así como la adquisición del terreno, que fue un maravilloso milagro de Dios.

La marcha del Ministerio Manantial de Vida no se ha detenido. Se han adquirido propiedades aledañas, la visión se ha extendido y ahora contamos con el Centro Educativo, el Instituto de la Familia, el Taller del Maestro, la Librería La Torah y la Escuela Cristiana de Artes.

¡Al Señor de Señores y Rey de Reyes, al Único y Sabio Dios, sea la gloria ahora y siempre!